Proteger los ojos del sol

Proteger los ojos del sol

Al igual que la piel, los ojos también sufren los efectos de un exceso de radiación solar

Es importante usar protección para evitar problemas en la vista. Para la mayor parte de las personas, la crema solar se ha convertido en un básico para protegerse de las radiaciones del sol, sobre todo ahora, de cara al verano. Quien más quien menos se ha concienciado de que el sol puede ser muy peligroso para nuestra piel si no tomamos las medidas necesarias. Pero, ¿ha pensado por un momento en sus ojos? Si nuestra piel sufre los rigores del sol, ¿no le pasa lo mismo a nuestra vista? Obviamente, sí. Y, sin embargo, el uso de gafas de sol sigue siendo más una cuestión de estética que de salud.


¿Sabía que un exceso de exposición al sol pueden contribuir a la aparición de afecciones de las capas que envuelven el ojo, de la córnea e incluso de la lente del cristalino?

Según algunos estudios clínicos, se cree que la exposición prolongada de los ojos a los rayos UV nocivos del sol está asociada con la formación de cataratas y es uno de los factores que contribuye a la aparición de la degeneración macular, que actualmente afecta al 29% de la población, según un estudio de la Sociedad Española de Oftalmología.

Los más vulnerables son los más pequeños, que, además, no suelen ser usuarios de gafas de sol. Craso error, pues la predisposición a padecer estas enfermedades puede tener su origen en la infancia, dado que en esta etapa, el cristalino no se encuentra plenamente desarrollado y no puede filtrar la luz UV. Por este motivo, es necesario proteger los ojos del resplandor y de los rayos visibles, especialmente si se tiene en cuenta que los niños pasan gran parte de su tiempo en espacios exteriores.

 

 

   Una de las consecuencias del exceso de exposición de los ojos a los rayos nocivos del sol es la quemadura solar que afecta a la piel del párpado.

Además, la mayor parte de la exposición de la vista a los rayos nocivos solares se produce antes de los 18 años, al igual que sucede con la piel. Hasta esta edad, el ojo recibe una acumulación de rayos perjudiciales UV de hasta el 80%, por lo que resulta imprescindible proporcionar protección contra este tipo de radiación desde la infancia y la adolescencia.

Las precauciones se tienen que extremar en los niños, pero teniendo en cuenta que los adultos no deben bajar la guardia, pues aunque el ojo del adulto esté más preparado que el infantil para hacer frente a las radiaciones UV, la protección sigue siendo importante.

A esto hay que sumar que la consecuencia más habitual producida por un exceso de exposición de los ojos a los rayos nocivos del sol sea la quemadura solar que afecta a la piel del párpado. Esta quemazón en los párpados se puede presentar a través de diversos síntomas: hinchazón de los mismos, aparición de dolor, sensación de tener dentro cuerpos molestos y extraños, fotofobia o incluso visión borrosa. Otras enfermedades oculares atribuidas a la exposición habitual a los rayos UVA y UVB pueden ser el cáncer benigno o maligno de piel, hinchazón del extremo del ojo más cercano a la nariz o incluso el crecimiento benigno y progresivo del tejido sobre la superficie del ojo.

Pero sin llegar a estos extremos, en un país como España en el que las horas de luz solar y nuestros hábitos de exposición al aire libre, nos hacen más vulnerables, la acumulación de radiación en un órgano tan importante como la vista hace absolutamente necesario utilizar una especial protección, con lentes fotocromáticas o gafas de sol, que se convierten en nuestro mejor aliado.